Simplemente

Este adios, no maquilla un hasta luego. Este nunca, no esconde un ojalá. Estas cenizas, no juegan con fuego, este ciego, no mira para atrás. Este notario, firma lo que escribo, esta letra no la protestaré. Ahorrate el acuse de recibo estas vísperas son las de después. A este ruido tan huérfano de padre no voy a permitirle que taladre un corazón podrido de latir. Este pez, ya no muere por tu boca, este loco, se va con otra loca, estos ojos, no lloran mas POR TÍ.

martes, 18 de agosto de 2009

Dos extraños

Un día cualquiera, se cruzarán en la calle, en un cine, en un bar, en una reunión. Y estará con alguien, o estarán solos. Por un segundo se mirarán en esos ojos tan conocidos. Y en ese breve instante descubrirán que todo aquello que fue tan nuestro ahora es tan ajeno. Tan distante. Tan desconocido. Ya no sabrán en que ocupa sus minutos, sus pensamientos, sus deseos, sus amores. Se saludarán, con un rápido “hola, tanto tiempo”. Temiendo que todo el pasado los envuelva y los delate. Y será una conversación incómoda, o un reencuentro feliz, que durará segundos, u horas de café. E indefectiblemente, uno dirá “tengo que irme”, porque su vida sigue, porque ya no comparten, porque ya no van juntos en un mismo camino. E inexorablemente se separarán sabiendo que cada uno volverá a su nueva vida, siendo simple e inexplicablemente, dos extraños.

No hay comentarios:

Publicar un comentario