La vida es un pañuelo.

¿Para qué venimos? ¿Para que vivimos? ¿Para qué nos vamos? Algo tan simple, como vivir, ¿se puede complicar en algo tan difícil como para quitarse la vida?. Amigo, que se te habrá cruzado por la cabeza, por ese río de locuras, de tristezas. ¿Habrá sido la soledad la causa de tanto dolor? ¿Alguna vez te sentiste agobiado? Quizá, sentiste que el mundo estaba en tu contra. Por otra parte, nunca vamos a poder saber cual era la causa de tanto sufrimiento, o quizá, de ese impulso repentino, que no permitió margen de error, y que te llevó mas allá del tiempo y del espacio. Un disparo hacia el alma, un sentimiento oscuro y vacío, que ya no nos permite escucharte, ni sentirte. No nos permite hablarte, pero si pensarte, y recordarte como una excelente persona, que solamente se confundió, y no supo encontrar la respuesta exacta a tantas dudas y problemas. Paz, lo único que puedo pedir para vos ahora es paz. Que puedas salir de ese infierno infinito en el que te metiste, en el que solo ardían tus pestañas, largando de vez en cuando esas lágrimas, que intentaban maquillar una vida de mentiras, de malos momentos. Volve flaco, volvé. Podríamos haber buscado juntos muchísimas respuestas a todos los problemas, porque, las respuestas están, SÓLO HAY QUE SABER ENCONTRARLAS. ¿Y ahora como sigue esto? Recordandote. Ayudando a otras personas que estén pasando por lo que pasaste vos viejo, para que no se equivoquen de nuevo, para que no se metan en un pozo del que no se puede salir más, para que no piensen que el no existir, es la respuesta a todo. Porque, te digo más, no dejaste de existir, al contrario, existís más que nunca, porque duras en nuestros corazones, y no hay existencia más grata, que la que perdura en el corazón de cada uno. Ojalá te sientas mejor, ojalá hayas podido sacar toda esa basura de tu cabeza, ojalá esa locura que se te cruzó al momento de apretar el gatillo se te haya ido, y ahora, estés bien. Estés mejor, estés tranquilo. Me imagino que en ese momento pudiste llegar a imaginar que te caiste en un pozo. Buscaste ayuda, pero tenías un orgullo, y te daba miedo gritar. Hablabas, pero no gritaste. Y como nadie te escucho, y ya no podias salir de ese poso infinito, no encontraste otra opción que rendirte, ya que no lo podías escalar. Pero no, siempre va a haber una mano para ayudarte, solamente que no la supiste buscar. Te deseo toda la suerte en este viaje que emprendiste, del cual ya no podés volver. Algún día nos vamos a encontrar, como todos nos encontramos en algún momento, el mundo, la vida, no es más que un pañuelo, a veces con lágrimas, a veces con sonrisas, pero todo en algún momento, vuelve, es la ley del boomerang. [creo que todos tendriamos que concientizarnos un poco y dejar de ser uno solo para uno, y pensar que nuestro ombligo no es el centro del mundo, y salir a ayudar un poco mas, escuchar. creo que con mas oidos, tantas cosas se solucionarían...]